2 y 4 años, muertas a manos de su padre

En Almería tenemos noticia de uno de esos casos que nunca nos gustaría que ocurrieran.

Dos niñas, de 2 y 4 años, aparecen muertas en la vivienda de su padre, junto a él, también fallecido.

Los hechos, y los antecedentes familiares, llevan a pensar que es un nuevo caso de violencia vicaria, y que este hombre, presuntamente, envenena con pesticida a sus dos pequeñas y luego se suicida, todo, para hacer el mayor daño posible a su expareja.

#01.-Violencia vicaria, cómo hacer el mayor daño posible

Es una calificación de violencia de género en la que uno de los progenitores emplea a menores como instrumento para hacer daño al otro.

Este perjuicio a los niños no se realiza como maltrato hacia ellos, sino que son un objeto con el que destruir la vida de la víctima, ese “algo” con lo que provocar mucho dolor de manera indirecta.

El maltratador es consciente de que, actuando así, consigue que su ex pareja sufra una tortura que nunca va a cesar, y que le va a acompañar toda la vida.

A menudo, se llega a estos extremos al aprovechar la confianza que se concede, pensando en el bienestar de los menores.

La parte de la pareja “víctima” no se opone a que la parte “maltratadora” mantenga contacto con los hijos comunes para que crezcan, en lo posible, con sus dos progenitores cerca.

Un caso similar al que, según los indicios, parece ser que ha ocurrido en Almería.

#02.-Dos niñas muertas en Almería a manos de su padre

El caso es más terrible, según se van conociendo los hechos, y aunque no se han terminado las investigaciones, parece que el hombre antes de morir confiesa los crímenes a su exesposa.

Podemos suponer que estamos ante un caso claro de este tipo de violencia de género, en el que un maltratador aprovecha el régimen de visitas que se le ha concedido para matar a sus hijas.

Contacto de menores con un maltratador, ¿cómo es posible? 

En pocas semanas este padre iba a ser juzgado por cargos de violencia machista, contaba con una orden de alejamiento, y la mujer llevaba una pulsera de seguridad.

Con todo, la esposa, en varias ocasiones, solicita que se levanten estas medidas, algo que la Fiscalía no acepta, y mantiene la obligación de su cumplimiento.

Desde el mes de noviembre, las visitas se limitaban a unas horas los fines de semana, con la recogida y entrega de las niñas, siempre, en un punto de encuentro.

Últimamente, esto no se cumplía, y el proceso no se hacía en este lugar seguro, sino que la propia pareja se encargaba de entregarse a las pequeñas, fuera del control de los servicios sociales.

Régimen de visitas por el interés superior del menor

 

Conocer los hechos, nos lleva a pensar que la sola posibilidad de que un padre maltratador, a espera de ser juzgado, y con una orden de alejamiento, pueda ver a sus hijas, sin ningún tipo de control, está fuera de toda lógica, y pone en peligro a las pequeñas.

Un régimen de visitas en una separación es una obligación en el caso de menores, que, sin acuerdo entre las partes, lo determina un juez después de estudiar las circunstancias y, si la edad de los pequeños lo permite, escuchar su opinión.

Cuando existan causas penales o sentencias de maltrato, estas visitas puede valorarse entre eliminarlas o mantenerlas en condiciones de seguridad, siempre pensando en el bien de los menores.

En este caso, las continuas peticiones de partes de eliminar el punto de encuentro como lugar para estas visitas, lleva a esta dramática situación en la que, el maltratador, consigue lo que quiere, que su víctima “baje la guardia” y permita que estas dos pequeñas estén, en junto, a él sin supervisión.

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