
Los delitos de odio
A esperas de la entrada en vigor del nuevo Código Penal, en el que ya veremos como se tratan los delitos de odio, hoy vamos a abordar este asunto, intentando dejar claro que se considera que son los delitos de odio, como se pueden denunciar los delitos de odio y si existen algunas formas de prevención de los delitos de odio. Hace ya un tiempo en el blog hablamos del Racismo en el fútbol, y en ese artículo ya conveníamos en la necesidad de la educación para la lucha contra todos estos fenómenos. Si te has visto envuelto en alguna de estas situaciones, acude a nuestros abogados penalistas.
Qué son los delitos de odio
Llamamos los delitos de odio, al conjunto de conductas y acciones que tienen como hilo conductor común, el odio y la discriminación y que se dirigen a grupos y/o personas con características o rasgos comunes. La base de los delitos de odio son los prejuicios, como bien define la RAE en su segunda acepción, el prejuicio es la «opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable, acerca de algo que se conoce mal», con lo que podemos afirmar sin miedo a equivocarnos, que la motivación principal de estas conductas es la desinformación o la información tendenciosa, para prevenir que las personas sean susceptibles de ser manipuladas de tal forma, la mejor herramienta es la educación, sin ninguna duda.
La relación de prejuicios con los que los delitos de odio tienen relación pueden ser algunos de los siguientes:
- la raza, que es quizás el más conocido, la etnia de la persona atacada y/o su país de origen,
- la discapacidad, es realmente brutal el odio que se puede encauzar hacia el diferente,
- la religión, las creencias religiosas o de otra índole,
- la sexualidad, la orientación o identidad sexual de los atacados,
- y en definitiva cualquier circunstancia social o personal, por ejemplo es llamativo la cantidad y brutalidad de los delitos de odio contra gente sin techo.
Se tiende a pensar que solo son delitos de odios aquellos que se cometen solo contra personas, y a veces son propiedades o bienes los atacados, y el motivo es el mismo, el odio al o a lo diferente, que en realidad es el miedo a lo diferente, nacido por la incultura o una desinformación interesada.
Se pueden prevenir los delitos de odio
Es evidente que nuestra postura es clara, la mejor prevención es la educación, educar a nuestros menores ante la necesidad de conocer y ponerse en la piel del diferente, fomentar la empatía, y enseñar que la diversidad y la diferencia es lo que enriquece a nuestra sociedad, qué aburrido y poco interesante ser todos iguales, ¿verdad? También debemos reeducar a los mayores, que a la postre son los que cometen en la mayoría de los casos estos delitos de odio, la cultura y la costumbre llevan a endurecer a las personas y a no aceptar fácilmente los cambios tanto sociales como culturales, la cultura es una buena herramienta para abrir las mentes.
Quizás estas cuestiones que hemos planteado son muy etéreas, como para considerarlas «preventivas» sobre todo porque nos ahoga la inmediatez de los acontecimientos, necesitamos atajar lo que ocurre «ya mismo», hay cosas que sí podemos hacer, siempre hay dos prismas, si somos testigos de delitos de odio o si somos las víctimas de los mismos. Si creemos ser testigos de un delito de odio o de alguna conducta previa que pueda desembocar en algo más grave como una agresión física, debemos denunciar el asunto ante la Guardia Civil o la Policía Nacional, sin perdida de tiempo, hay que relatar los hechos de los que hemos sido testigos, autor o autores, víctima, el lugar en que ha ocurrido, si hay más testigos, etc. En nuestra sociedad hay un extraño reparo a la denuncia, existe un «prejuicio» y es el de «no me van a hacer caso en la comisaria», por nuestra experiencia es un temor infundado, los miembros de los Cuerpos de Seguridad tienen un espíritu de servicio sobradamente probado, denunciar es una obligación de los ciudadanos y mirar para otro lado nos hace cómplices necesarios.
Si tu prisma es el de ser una víctima de los delitos de odio, debes tener claro que has de denunciar cualquier actitud o conducta que contra tu persona realice un tercero, no podemos consentir estas actitudes y los que las realizan deben ser castigados con todo el peso de la ley, tienes derechos y las fuerzas de seguridad en el momento en el que interpongas la denuncia te los harán saber.
Según la Constitución Española
El Artículo primero de nuestra Constitución dice:
España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.
Nuestra Constitución antepone como valores de nuestro Estado, la justicia, la igualdad y el pluralismo político, valores todos ellos que chocan de pleno contra las agresiones encuadradas en lo que conocemos como delitos de odio, al tiempo obliga a los poderes públicos a promover todas aquellas actuaciones y medidas que preserven la libertad e igualdad de los individuos y de los grupos en los que estos se integran, para ello remata en su Artículo nueve, apartado dos:
Corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas; remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social.
Delitos de odio y agresiones, qué son
Se ha acuñado el termino «delitos de odio», para recoger una serie de acciones, conductas y agresiones que tienen un nexo en común, el odio y la discriminación hacía quien es víctima de tales conductas, por lo tanto todas aquellas situaciones recogidas en las acciones ya mencionadas contra personas con motivo de una discapacidad, de su raza o país de procedencia, por su religión, por su identidad u orientación sexual, por estar inmersas en situaciones de exclusión social o por otras circunstancias personales o de su condición social, son delitos de odio. Debemos recalcar que los delitos de odio pueden estar dirigidos contra personas o contra las propiedades de estas o de entidades, grupos o asociaciones que engloben algunas de estas circunstancias. Al tiempo que se pueden sufrir este tipo de delitos sin pertenecer a ninguno de estos grupos.
Denunciar agresiones y delitos de odio
La denuncia de las agresiones y los delitos de odio, no solo son cosa de quien los sufre, si somos conocedores de algunas actuaciones que puedan intuirse están recogidas por estos delitos de odio, debemos denunciarlo a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, debemos tener claro que las denuncias ayudan a que esos incidentes no se sigan repitiendo en el tiempo, acabamos con la «impunidad» de aquellos que agreden y empatizamos con las víctimas. Llamar a la Guardia Civil 900 100 062 ó a la Policía Nacional 900 100 091
Agresiones por orientación sexual
Escribimos este artículo motivados por algunas agresiones que por orientación sexual se han conocido en los últimos tiempos, la más cercana la de un transexual de Granada, Daniel Peinado de 21 años fue agredido por su condición en un parque de Granada, «Críos de 20 años me gritaban que los transexuales somos unos degenerados, que con Franco me fusilarían», la historia de Daniel ha quedado «ocultada» de la atención de los medios por otras circunstancias más mediáticas, pero son realmente graves, no solo por las agresiones recibidas, más por las características de quienes las llevaron a cabo, jóvenes como él y que conocían su nombre. Un ataque premeditado y organizado que nos debería empujar a hacernos más de una pregunta sobre el devenir de nuestra sociedad.
A finales del año pasado, un joven menor de edad, se suicidaba en Barcelona, su nombre Alan, había logrado que un Juez le permitiese cambiar el nombre del DNI, para que apareciese en él el que encajaba con su verdadera identidad sexual, contaba con todo el apoyo de su familia y en última instancia con la decisión del Juez, con el apoyo judicial. Pero en el ámbito escolar las cosas no se las pusieron fáciles, sufrió acoso escolar que le llevó a una profunda depresión, y al cambio de centro, no solucionó su situación. En el nuevo seguía sufriendo situaciones de bulling y no aguantó más la presión.
Va nuestra sociedad en la buena dirección, hacemos lo suficiente para educar a las nuevas generaciones en el respeto al diferente, les animamos al enriquecimiento personal que supone conocer a todos los que piensan diferente o tienen vivencias personales que no tienen nada que ver con las nuestras. Les enseñamos a respetar las decisiones y opciones de los demás. Seguro que podemos hacer algo más, y esa debería ser la pregunta ¿qué no estamos haciendo bien?
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