
¿Qué es el abandono impropio y qué consecuencias legales tiene?
Cuando se trata de delitos relacionados con el abandono, se nos vienen a la cabeza situaciones que, por desgracia, hemos escuchado acerca de menores que se quedan solos, pero, en realidad, hay distintas formas de desatención que están contempladas en la ley y que se consideran delito.
Una de ellas es el abandono impropio, que tiene sus características y consecuencias para quien lo comete que tenemos contempladas en la legislación.
¿Qué entendemos por abandono impropio?
Cuando se habla de abandono impropio, nos referimos a una forma de desatender las responsabilidades legales que se tienen hacia una persona dependiente, sin necesidad de que exista un abandono físico como tal.
Es decir, no hace falta dejar a alguien solo en la calle o en casa durante días para estar cometiendo este delito. Basta con no cumplir con los deberes que la ley impone, como proporcionar atención, cuidados o ayuda económica a quienes dependen de nosotros y nos necesitan.
Este tipo de abandono, por norma general, se produce dentro del entorno familiar. Por eso también se conoce como una desprotección silenciosa, porque muchas veces ocurre de forma prolongada, sin gritos ni golpes, pero igualmente perjudicial.
Un claro ejemplo sería un padre o una madre que, tras una separación, no se hace cargo de la pensión alimenticia ni participa de manera activa en la vida del menor, dejando toda la responsabilidad al otro progenitor.
Es importante que tengamos presente que no se necesita que exista un daño físico o psicológico visible. El solo hecho de no asumir las obligaciones legales con una persona vulnerable ya constituye un delito.
No hablamos de un olvido puntual o de una situación de dificultad económica en algún momento específico, sino de una actitud mantenida en el tiempo que demuestra despreocupación y desinterés por las necesidades de otro que, además, depende de nosotros.
Además, aunque se suele relacionar con el impago de pensiones, el abandono impropio también puede darse en otros contextos:
- Un tutor legal que no cuida debidamente de un menor.
- Alguien que tiene a su cargo a una persona dependiente y no se ocupa de su bienestar.
- Un progenitor con la custodia compartida, pero nunca acude a buscar al menor ni cumple con sus días.
La clave está en que existe una obligación legal que se incumple de manera intencionada.
¿Qué dice la legislación sobre el abandono impropio?
Este delito aparece regulado principalmente en el art. 226 del Código Penal, y castiga a quien incumpla los deberes legales de asistencia incluidos en la patria potestad, tutela, acogimiento familiar o guarda de hecho.
Un ejemplo que hemos visto demasiadas veces en nuestro bufete es el de un padre o una madre que no se ocupa ni económicamente ni emocionalmente de su hijo, aunque no lo haya dejado solo, puede estar incurriendo en un abandono impropio si no le dedica la atención y los medios que necesita para su bienestar.
La pena prevista para este delito es de 3 a 6 meses de prisión o multa de 6 a 12 meses.
Abandono impropio y pensión de alimentos
Una de las formas más claras y frecuentes en las que se manifiesta el abandono impropio es a través del incumplimiento de la pensión de alimentos, algo que no es un favor que se le hace al otro progenitor ni una forma de ayudar voluntariamente, todo lo contrario, es una obligación legal impuesta por el juez tras una separación o divorcio, destinada a cubrir las necesidades básicas del hijo o hija en común.
Los alimentos, en este caso, no solo se refieren a la comida, como puede parecer, incluyen también gastos de educación, vivienda, ropa, médicos y cualquier otro aspecto que forme parte del bienestar general del menor.
Cuando quien está obligado a pagarla no lo hace durante dos meses consecutivos o cuatro meses no consecutivos, se enfrenta a un delito recogido en el art. 227 del Código Penal.
No vale alegar que no se paga porque “el dinero lo gasta el otro padre” o “no sé en qué se usa”. En los casos en los que no se está de acuerdo con la pensión, se debe pedir una modificación de medidas ante el juzgado, para que se estudie su conveniencia o no, pero nunca dejar de pagar así porque sí.
Consecuencias del incumplimiento de la pensión de alimentos
Este tipo de abandono es especialmente grave, ya que tiene consecuencias directas sobre la calidad de vida de los menores, la parte que no paga está trasladando toda la carga a la otra y, en ocasiones, obligando a los niños a vivir con menos recursos de los que deberían.
Además del daño que se causa, el impago intencionado conlleva consecuencias legales como multas, embargos, inclusión en ficheros de morosos o incluso penas de prisión. En definitiva, si se demuestra que el impago ha sido deliberado y no motivado por una imposibilidad real, la justicia actúa con firmeza.
Por todo esto es fundamental que quienes están en una situación de este tipo reclamen judicialmente su cumplimiento y que quienes tienen dificultades económicas reales busquen soluciones legales, como renegociar la cantidad o solicitar ayudas, pero nunca dejar de pagar sin más.
El impago de pensión, por otro lado, para exigir su cumplimiento, no requiere firmeza de la sentencia que la fija, como comprobamos en la Sentencia núm. 1.023/2024 del 14/11/2024 del Tribunal Supremo, y que puedes leer completa en este enlace.
¿Cómo se demuestra este delito?
Demostrarlo es más complejo que probar un abandono físico, por ese motivo es más importante contar con cualquier prueba que avale y dé solidez a la situación que se está viviendo, para que el proceso judicial tenga más posibilidades de prosperar.
Informes sociales o médicos, si la persona afectada ha sufrido daños por falta de atención, es muy probable que haya acudido a un centro de salud. Guardar todo lo que tenga es esencial en una denuncia.
Documentos oficiales: sentencias de separación, convenios reguladores, resoluciones judiciales, … que establezcan esas obligaciones que se están incumpliendo.
Pruebas bancarias, en el caso del impago de pensiones, muy importante, es la demostración de que el dinero no ha llegado.
Testimonios de familiares o testigos, de cualquiera que confirme que esa situación que se denuncia se ha producido tal y como declara el denunciante.
¿Prescribe el abandono impropio?
Sí.
Esto significa que solo puede perseguirse durante un tiempo limitado desde que se comete. El plazo de prescripción suele ser de 5 años, aunque depende del tipo concreto de abandono y de la pena asociada.
Por eso es tan importante no dejar pasar el tiempo si se está viviendo una situación de este tipo.
¿A quién protege el delito de abandono impropio?
La ley con la persecución de este delito protege a las personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad o dependencia, y tienen derecho a recibir asistencia, apoyo o cuidado por parte de otras personas.
No nos referimos solamente a menores, aunque, indudablemente, es uno de los casos más comunes, pero también hay otros colectivos necesitados de protección:
Menores de edad
Son el grupo más protegido por este tipo de delitos.
La ley parte del principio de que los menores no pueden valerse por sí mismos y, por tanto, dependen de sus padres o tutores para cubrir sus necesidades. En el momento en el que uno de los progenitores no cumple con sus obligaciones, se considera que está vulnerando el interés superior del menor, un principio que está por encima de todo.
Personas mayores dependientes
En el caso de que tiene a su cargo a una persona mayor que no puede valerse por sí sola, y no se ocupa de sus cuidados, no le proporciona lo necesario para vivir con dignidad, aunque no lo denuncie (por vergüenza o miedo), también se considera abandono impropio.
Personas con discapacidad
La ley, además, protege a las personas con alguna discapacidad (física, psíquica o sensorial) que necesitan ayuda para desenvolverse en la vida diaria. Si esa ayuda se niega de forma deliberada, es un delito.
Esto incluye desde no llevar a la persona a sus tratamientos hasta dejarla sin alimentación adecuada o sin supervisión.
Exparejas con derecho a pensión
Aunque a veces se olvida, también se protege a los excónyuges que, tras la separación, tienen reconocido el derecho a recibir una pensión compensatoria. Si la persona que debe pagarla deja de hacerlo sin causa justificada, no solo incumple una orden judicial, sino que puede estar incurriendo en este delito concreto.
Un delito como el de abandono impropio no siempre es visible, lo que no quita que las consecuencias no sean dramáticas para quien lo sufre. Denunciarlo, aunque en muchos casos sea difícil emocionalmente, es esencial para impedir que continúe.
No atender las necesidades básicas de una persona dependiente o no pagar una pensión no son simples «olvidos», sino delitos castigados por la ley.

Manuel Hernández García
Director y Socio Bufete Vilches Abogados
Letrado del Ilustre Colegio de Madrid 72.539
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