
Albert Rivera: ¿quién paga las extraescolares de su hija?
Albert Rivera, exlíder de Ciudadanos, capta la atención de los medios por un tema muy alejado de los que nos tiene acostumbrados: las extraescolares de una de sus hijas
Concretamente de su hija mayor de 14 años, fruto de la relación con Mariona Saperas, quien ahora lo lleva los tribunales.
Este caso no solo pone en el foco los desacuerdos familiares tras una separación, sino que también plantea cuestiones legales que afectan a muchas familias menos mediáticas pero en situaciones similares.
Obligaciones de Albert Rivera con su hija mayor
En 2013, Rivera y Mariona Saperas deciden poner fin a su relación, y establecen un convenio regulador que fija la custodia de su hija a favor de la madre, otorgando al padre un régimen de visitas con una pensión de alimentos en torno a los 1.000 €.
Hasta ahora, esta solución no ha tenido mayores desacuerdos, pero parece que recientemente, han surgido discrepancias sobre ciertos gastos extraordinarios, como la cuota del AMPA (Asociación de Madres y Padres de Alumnos), clases de inglés, y actualización de la pensión conforme al Índice de Precios al Consumo (IPC).
Tras una primera demanda interpuesta por Saperas, el tribunal falla a su favor y Rivera abona las cantidades atrasadas, por lo que el tema de la actualización de la pensión queda resuelto, no así el de lo otros dos gastos que necesita su primogénita.
El juzgado de Granollers, es el lugar donde el expolítico se enfrenta a un nuevo litigio: el reparto de gastos relacionados con actividades extraescolares como parte de sus obligaciones como progenitor no custodio
Obligaciones del progenitor no custodio tras una separación
En cualquier proceso de separación o divorcio, ambos progenitores asumen una serie de responsabilidades hacia sus hijos, y, en el caso la parte que no tiene la custodia, las principales son:
Pensión de alimentos
Es una de las obligaciones fundamentales.
Este importe se destina a cubrir los gastos ordinarios del menor, como alimentación, vivienda, ropa, educación o sanidad básica, y es una cantidad que suele fijarse en el convenio regulador, o en la sentencia judicial, y se actualiza conforme al IPC para evitar que pierda valor.
Régimen de visitas
El progenitor no custodio tiene derecho y obligación de mantener una relación constante con sus hijos a través de visitas, fines de semana, vacaciones y otros periodos acordados.
Decisiones compartidas
Aunque la custodia recaiga en uno de los progenitores, las decisiones importantes (como la educación, la salud o actividades relevantes) deben ser consensuadas por ambos, con esto se persigue garantizar que el menor tenga estabilidad y apoyo por ambas partes.
Proporcionar un ambiente estable durante las visitas
Es crucial que, durante los periodos en que el menor esté con el progenitor no custodio, le ofrezca un entorno seguro, adecuado y emocionalmente saludable, en el que pueda sentirse a gusto y favorezca su desarrollo.
Parte proporcional de los gastos extraordinarios
Aunque no siempre están previstos en el convenio, los progenitores deben participar en los gastos que surjan para el bienestar del menor, siempre que ambos estén de acuerdo, o que el juez los considere necesarios.
Es este punto el que ha creado las desvanecías, en este caso, y que les he llevado hasta los tribunales
¿Qué dice la ley sobre los gastos extraordinarios?
Conflictos como este no son extraños en los juzgados, especialmente cuando se trata de gastos que no se han tenido en cuenta en una custodia.
Los gastos extraordinarios son aquellos que no están previstos en el convenio regulador, pero que pueden surgir de forma puntual, como actividades extraescolares, tratamientos médicos que aparecen (una ortodoncia, por ejemplo) y necesita el menor, o viajes escolares.
A diferencia de los gastos ordinarios, (alimentación, ropa, vivienda, …) que no admiten discusión, requieren el acuerdo de ambas partes, salvo que se haya pactado lo contrario.
Es decir, no basta con que uno de los progenitores decida unilateralmente inscribir al hijo en una actividad, ambos deben estar de acuerdo para que ese gasto pueda considerarse como compartido.
¿Qué ocurre si no hay consenso?
Cuando no existe un acuerdo entre los progenitores, como con esta expareja, el juez evalúa la naturaleza del gasto, en este caso las extraescolares de inglés, su necesidad, y si es razonable pedir que ambas partes lo asuman, o si ya van incluidos en la pensión, que es lo que alega Albert Rivera.
Para ello, se tienen en cuenta varios factores, como los ingresos de cada progenitor y el beneficio que el gasto aporta al menor.
Vemos que, incluso los acuerdos aparentemente claros, generan conflictos con el tiempo, de ahí lo fundamental de que los convenios reguladores sean lo más detallados posible, previendo no solo los gastos ordinarios, sino también cómo se gestionarán los extraordinarios.

Manuel Hernández García
Director y Socio Bufete Vilches Abogados
Letrado del Ilustre Colegio de Madrid 72.539
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